El movimiento sindical es la parte del movimiento obrero que no tiene entre sus objetivos directos la representación política, sino la laboral. No obstante, la separación entre ambos tipos de actividad es bastante difusa a lo largo del desarrollo de la historia y la organización colectiva de los trabajadores, en dirección a la defensa de sus intereses y de mejores condiciones de trabajo, frente a los empleadores, las organizaciones empresariales y los gobiernos. Sindicato y gremio son palabras habituales para designar las organizaciones de los trabajadores con el fin de representar colectivamente los intereses de la clase obrera
La organización de la producción y del trabajo, y sus aportes a la convivencia social
La forma como se organiza la producción, y dentro de ella el trabajo, se nutre
de diversas maneras de los aportes de quienes llevan a cabo las funciones y
tareas. Pero el problema central para la empresa radica en cómo estos aportes
se tornan significativos en su contribución a la rentabilidad y la acumulación
de capital. En tanto la empresa es un ente organizacional, que
integra y colectiviza los aportes de la fuerza de trabajo al proceso
de producir bienes y servicios, el trabajo por su parte
contribuye desde una perspectiva individual, que nace de la
necesidad de sobrevivencia, de reproducción, de satisfacción
primaria. Se deduce
entonces que la empresa tiene objetivos que conllevan
el diseño de una estructura en donde la fuerza de trabajo
juega un papel central, ya que con ella se movilizan los recursos
económicos que permiten el alcance de los objetivos.
Lo que ocurre en la esfera de las innovaciones y del
establecimiento de patrones de consumo favorece a los centros de producción
de los países centrales, que han logrado desarrollar toda una maquinaria
y estructura, reproducida por el papel de sus inversiones, convertidas
en bienes y servicios en sus mercados nacionales e internacionales.
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La organización de la producción y del trabajo, y sus aportes a la convivencia social
La forma como se organiza la producción, y dentro de ella el trabajo, se nutre
de diversas maneras de los aportes de quienes llevan a cabo las funciones y
tareas. Pero el problema central para la empresa radica en cómo estos aportes
se tornan significativos en su contribución a la rentabilidad y la acumulación
de capital. En tanto la empresa es un ente organizacional, que
integra y colectiviza los aportes de la fuerza de trabajo al proceso
de producir bienes y servicios, el trabajo por su parte
contribuye desde una perspectiva individual, que nace de la
necesidad de sobrevivencia, de reproducción, de satisfacción
primaria. Se deduce
entonces que la empresa tiene objetivos que conllevan
el diseño de una estructura en donde la fuerza de trabajo
juega un papel central, ya que con ella se movilizan los recursos
económicos que permiten el alcance de los objetivos.
Lo que ocurre en la esfera de las innovaciones y del
establecimiento de patrones de consumo favorece a los centros de producción
de los países centrales, que han logrado desarrollar toda una maquinaria
y estructura, reproducida por el papel de sus inversiones, convertidas
en bienes y servicios en sus mercados nacionales e internacionales.
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